7 de septiembre de 2012

El Mar



"El mar tiene algo extraño que hipnotiza. Para quienes han nacido y vivido entre el ir y venir de las olas esto puede resultar tan ordinario; quienes vivimos lejos de él nos maravillamos al ver cómo, en la lejanía, el mar se va elevando hast
a formar un solo ser con el cielo. Decir azul para describir el color del mar o del cielo puede resultar riesgoso. En el horizonte se define una línea recta cuyo movimiento, casi imperceptible, ofrece serenidad al alma atormentada. Los amaneceres y los atardeceres en esta hermosa isla hablan de un orden perfecto en el trayecto del día: el amanecer le da un fulgor de claridad al mar y una sombra de vida a esos montecillos que suben y bajan de un lado a otro sin descanso; el rojo atardecer cae como lluvia sobre las aguas mezclándose con las delicadas rugosidades de las olas en la faz de la mar y transporta los montecillos a un espectacular reposo. En el crepúsculo, cuando el día va terminando al compás de la caída del sol, la isla y sus habitantes sienten el gozo de un día más que se marcha dejando el sabor a cansancio y el olor de la felicidad por el trabajo realizado. A lo lejos, ya por la noche, unas cuantas lucecillas se mecen sobre las olas. En las profundidades del mar la vida continúa, mientras que el volcán del Teide se eleva ufano en el corazón de la isla."
 
Rvdo. Edgar Noé Herrera. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario