Símbolo paleocristiano, que se grababa en los muros de las catacumbas |
Los primeros cristianos vivían en medio de una sociedad mayoritariamente pagana y hostil. Desde la persecución de Nerón (año 64 después de Cristo) se consideraba que la religión era "una superstición extraña e ilegal". Los paganos desconfiaban de los cristianos y se mantenían a distancia, sospechaban de ellos y los acusaban de los peores delitos. Los perseguían, los encarcelaban y los condenaban al destierro o a la muerte. Como no podían profesar abiertamente su fe, los cristianos se valían de símbolos que pintaban en los muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia, grababan en las lápidas de mármol que cerraban las tumbas.
Como a todos los antiguos, a los cristianos les agradaba mucho el simbolismo. Los símbolos expresaban visiblemente su fe. El término "símbolo" se aplica a un signo concreto o a una figura que, de acuerdo con la intención del autor, evoca una idea o una realidad espiritual.
Uno de estos símbolos es el ave fénix, ave mítica de Arabia que, según creían los antiguos, renace de sus cenizas después de un determinado número de siglos, es el símbolo de la resurrección.
El ave fénix o phoenix es un ave legendaria que, según la mitología griega tiene capacidad de renacer de sus propias cenizas luego de arder su cuerpo en el fuego. El mito del ave fénix fue tomado por la literatura de todos los tiempos.
Es un ave mitológica que tiene el tamaño de un águila, de plumaje incandescente rojizo, anaranjado y amarillo, provisto de una fuerte pico y puntiagudas garras, y se consumía, según qué leyenda, cada 100, 500, 540, 1461 ó 12994 años por acción del fuego, para resurgir luego de sus propias cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, el ave fénix. hacía un nido de hierbas aromáticas y especias e incienso, ponían un huevo que empollaba por tres días, y al día tercero se quemaba a sí mismo por completo. Al reducirse a cenizas, del huevo resurgía único y eterno, el ave fénix.
El Ave Fénix, simboliza la Resurrección |
La inmortalidad, fue el premio a su fidelidad al precepto divino, junto a otras cualidades como el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas o su increíble fuerza. A lo largo de sus múltiples vidas, su misión es transmitir el saber que atesora desde su origen al pie del árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos.
Ave Fénix, Luigi Sting Plaza de la Iglesia de San Miguel Arcángel |
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