Donde hay mentira o engaño, allí está el mal. Nos presenta acciones perversas como si fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y. en tercer lugar, nos sugiere razones para justificar los pecados. Depués de engañarnos, nos llena de inquietud y tristeza.
Nuestra actitud debe antes de la tentación: vigilar, rezar y evitar las ocasiones; durante: resistencia directa o indirecta; después: si has vencida, dar gracias a Dios, si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia.
La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.
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