María Bello y Delgado nació en 1643 en el pueblo de El Sauzal, en el seno de una familia humilde. Después del fallecimiento de sus padres, se traslada a La Laguna donde, a los veinticinco años, ingresó en el Convento de Santa Catalina de Siena. Allí estuvo recluida, durante sesenta y tres años, hasta que falleció el 15 de Febrero de 1731, a los 87 años.
Tres años después, al desenterrar sus restos para trasladarlos a un sepulcro se comprueba que se encuentran en perfecto estado de conservación y se coloca en un sarcófago.
El estado de su cuerpo, considerado incorrupto, ha sido tomado como hipotético signo de santidad y se le atribuyen hechos milagrosos. Actualmente, está tramitandose el expediente para su beatificación.
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