10 de abril de 2015

Semana Santa 2015 en San Miguel de Abona






Domingo de Ramos.
Calle La Iglesia, camino al templo.
Viernes de Dolores.
Cementerio Municipal de San Miguel de Abona.





      La Semana Santa conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

     El Viernes de Dolores o Viernes de Pasión, es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la última semana de la Cuaresma, conocida por la Iglesia como Semana de Pasión. En algunas regiones es considerado como el inicio de la Semana Santa o Semana Mayor, al iniciarse en éste las procesiones.
      A las 18:30 h. tuvo lugar la Celebración de la Eucaristía en la Capilla del Cementerio Municipal de San Miguel de Abona. Fue presidida por nuestro párroco y concelebrada por el sacerdote que colaboró en los cultos de la Semana Santa 2015, Rvdo. D. Luis, natural de Venezuela y que está realizando estudios en Roma.

      El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las palmas y cuando Jesús entró a Jerusalén y todo el pueblo lo alabó como Rey.
     La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección, mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.
     A las 11 de la mañana se concentraban en la plaza de El Calvario de San Miguel de Abona, junto a la imagen del Señor de la Burrita, los niños vestidos de hebreos así como sus padres, catequistas y toda la feligresía de San Miguel. Desde allí partirían en procesión, con cantos de alegría y palmos de olivo alzados, hasta el templo de San Miguel Arcángel, donde a las 12 del mediodía, tenía lugar la Celebración de la Eucaristía.

Martes Santo.
Llegada de los Óleos al templo.
      El Martes Santo el obispo de nuestra diócesis Rvdo. D. Bernardo Álvarez celebró en la Santa Iglesia Catedral de La Laguna la denominada Misa Crismal, adelantada al Martes Santo para que asistan a ella el mayor número de presbíteros, ya que se debiera celebrar en la mañana del Jueves Santo. En ella se consagró el Santo Crisma que se emplea para el Bautismo, la Confirmación y la Ordenación Sacerdotal, así como se procedió a la bendición de los Óleos de los Catecúmenos y de los Enfermos.
El clero asistente renovó sus promesas sacerdotales que realizaron el día en que fueron ordenados ante el obispo.
      A las 19:00 h. de la tarde tuvo lugar la Celebración de la Eucaristía en el templo de San Miguel, en la cual llegaban al templo los nuevos Santo Óleos, llegados desde la Santa Iglesia Catedral, de la celebración de por la mañana. El párroco ante la comunidad reunida renovó nuevamente sus promesas sacerdotales.



Jueves Santo.
La Cena del Señor. 
      El Jueves Santo recordamos el día que Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles. Esta cena es muy importante porque en ella Jesús, como sabía que iba a morir, quiso hacer algo para poder quedarse para siempre con los hombres. ¿Y cómo hizo esto? Dejándonos la EUCARISTÍA.
     Entre los detalles que hacen diferente a la Misa de la Celebración de la Cena del Señor a otras misas durante el año es que en esta se incluye una parte donde se lavan los pies a los apóstoles representados en personas de la comunidad. En esta parte de la misa resalta la importancia tan grande que tiene el servicio al prójimo.

Jueves Santo.
Lavatorio de los pies
     A las 19:00 h. tuvo lugar la Celebración de la Cena del Señor. En ella el sacerdote lavó los pies a la comunidad, como el mismo Cristo hizo en la Última Cena. Tras finalizar la misma, y hacer la reserva de la Eucaristía en el Monumento se procedió a la procesión del Santo Encuentro. En ella las imágenes de la Magdalena, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores 'se encuentran' con el Nazareno, Jesús con la cruz a cuestas camino de El Calvario. Dicho 'encuentro' tuvo lugar en la Calle Fray Albino, en la que el Rvdo. D. Luis dirigió unas palabras a los asistentes.
   
     A las 23:00 h. de la noche tuvo lugar en el templo de San Miguel la Hora Santa ante el Monumento. En ella se oró con la ayuda de la iconografía que reflejaba el monumento: las Alianzas. Desde Adán y Eva, Noé, Abrahám, Moisés, el rey David, el pueblo de Dios camino a la tierra prometida, Jeremías; terminando con Jesucristo y la Santísima Trinidad (representada en los ángeles del fondo).

Jueves Santo.
Monumento






Procesión del Santo Encuentro.
Jueves Santo.





      El Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza.
     A las 07:00 h. de la mañana, con las primeras luces del día, tuvo lugar el ejercicio del Via Crucis desde el templo de San Miguel hasta el Calvario.
     A las 18:00 h. Celebración de la Pasión, con la tradicional ceremonia del Descendimiento. Al finalizar, procesión del Santo Entierro. Una vez llegado al templo, ceremonia de Sepultura.
     A las 22:30 h. Procesión de la Soledad, con la imagen de Nuestra Señora de los Dolores recorriendo las calles del casco de San Miguel.













Procesión de la Soledad.
Viernes Santo



      El Sábado Santo, a las 22:00 h. de la noche, en la Parroquia de San Miguel Arcángel se congregaban todas las comunidades parroquiales para la celebración de la Vigila de Pascua.

     "Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa" (Misal, pág. 275).

     Luz de Cristo
  La cruz de Cristo devuelve a cada cosa su sentido. Por ello el Canon Romano dice: "Por él (Cristo) sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros".
Al grabar en la cruz las letras griegas Alfa y Omega y las cifras del año en curso, el celebrante dice: "Cristo ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo. Y la eternidad. A él la gloria y el poder. Por los siglos de los siglos. Amén".
Así expresa con gestos y palabras toda la doctrina del imperio de Cristo sobre el cosmos, expuesta en San Pablo. Nada escapa de la redención del Señor, y todo, hombres, cosas y tiempo están bajo su potestad.
Termina el celebrante encendiendo el fuego nuevo, diciendo: "La 1uz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".
Tras el cirio encendido que representa a Cristo, columna de fuego y de luz que nos guía a través de las tinieblas y nos indica el camino a la tierra prometida, avanza el cortejo de los ministros. Se escucha cantar tres veces: "Luz de Cristo" mientras se encienden en el cirio recién bendecido todas las velas de la comunidad cristiana.
Hay que vivir estas cosas con alma de niño, sencilla pero vibrante, para estar en condiciones de entrar en la mentalidad de la Iglesia en este momento de júbilo. El mundo conoce demasiado bien las tinieblas que envuelven a su tierra en infortunio y congoja. Pero en esa hora, puede decirse que su desdicha ha atraído la misericordia y que el Señor quiere invadirlo todo con oleadas de su luz.
Los profetas habían prometido ya la luz: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande", escribe Isaías (Is 9, I; 42,7; 49,9). Pero la luz que amanecerá sobre la nueva Jerusalén (Is 60,1ss.) será el mismo Dios vivo, que iluminará a los suyos (Is 60, 19) y su Siervo será la luz de las naciones (Is 42,6; 49,6).
El catecúmeno que participa en esta celebración de la luz sabe por experiencia propia que desde su nacimiento pertenece a las tinieblas; pero sabe también que Dios "lo llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa" (1 Pe 2,9). Dentro de unos momentos, en la pila bautismal, "Cristo será su luz" (Ef 5, 14). Se va a convertir de tiniebla que es en "luz en el Señor" (Ef 5,8).
 
La Liturgia bautismal
La noche de Pascua es el momento en el que tiene más sentido celebrar los sacramentos de la iniciación cristiana. Después de un camino catecumenal, el signo del agua -la inmersión, el baño- quiere ser la expresión sacramental de cómo una persona se incorpora a Cristo en su paso de la muerte a la vida.

La bendición del agua más que bendecir el agua se trata de bendecir a Dios por todo lo que en la Historia de la Salvación ha hecho por medio del agua (desde la creación y el paso del Mar Rojo hasta el bautismo de Jesús en el Jordán), pidiéndole que hoy también a través del sígno del agua actúe el Espíritu de vida sobre los bautizados.
La Eucaristía
La celebración eucarística es la culminación de la Noche Pascual. Es la Eucaristía central de todo el año, más importante que la de Navidad o la del Jueves Santo. Cristo, el Señor Resucitado, nos hace participar de su Cuerpo y de su Sangre, como memorial de su Pascua.
Es el punto culminante de la celebración.





 

 



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