3 de marzo de 2013

El Padre Flores

Su verdadero nombre era José Flores Ghobber y nació en Guadalajara (México) en 1911, pariente del conocido actor mejicano Mario Moreno "Cantinflas". Tras la revolución mejicana, donde su madre fue martirizada, terminará recalando en nuestra isla en 1930 de la mano del Obispo Fray Albino, entra en el seminario y se hace sacerdote siendo nombrado párroco de San Miguel de Abona desde 1936 hasta 1942. Antes ya había estado de párroco coadjutor en la isla de El Hierro.
 
   Se reconoce un hombre de trato exquisito y cuidado para con todas las personas. Entre sus costumbres, el Padre Flores solía dar la vuelta de rigor todas las mañanas por el pueblo; donde encontraba una parada para un saludo que él convertía en una conversación obligada, y cuando nadie encontraba, llamaba a las puertas de las casas. No era un hombre cualquiera, nació en medio de una revolución y creció viendo la sangre en sus manos; bajo cambios políticos manipulados desde entonces por Estados Unidos en México, este hombre llega a España en medio de una guerra y del comienzo de una dictadura, no recibiendo la nacionalidad española hasta 1953. No es de extrañar que en la Casa Parroquial de San Miguel de Abona, continuamente y llegado el final de la tarde, muchos hombres del pueblo entrasen en su casa, pues era el sabio que escuchaba, que comprendía y sobre todo, el que hablaba con la autoridad de la experiencia vivida.

   El padre Flores, que destacó por su esfuerzo humanitario, ante la injusticia que sufrían Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret en toda España, decidió traerlas a San Miguel, y es así como se funda el Colegio San Vicente Ferrer en 1937. Ello permite el regreso de las exiliadas y la reorganización de la Congregación. Todo el pueblo se volcó en ayudarlas dándoles una casa situada en la C/ General Franco nº 15 (actual C/La Iglesia), donando todos los utensilios necesarios para acomodarla: vajilla, camas, sábanas... hasta un piano cedieron. Estas monjas agradecidas abrieron una Escuela para los niños y niñas, jovencitas y mujercitas sanmigueleras.
Se recuerda también la coincidencia en el tiempo de su paso por San Miguel cuando Don José Herández Alfonso dotó a todas las escuelas de la zona con el material escolar que en aquel tiempo se podía obtener, desde esferas, mapas, planetarios, balanzas de pesas, cuadernos, etc. No sabemos si el padre Flores tuvo que ver con la motivación de la donación, pero lo que sí es cierto es que se encargó de dar las gracias a Don José encabezando una representación de profesores y alumnos hasta la casa del donante.

   En 1951 el padre Flores publica la poesía lírica Azteca, esbozo de una síntesis crítica. La profundidad de este escrito demuestra la altura intelectual de este sacerdote que en tan sólo cuarenta y dos páginas realiza una síntesis aclaratoria sobre la poesía azteca llamada a los moradores de México y a la cultura trasmitida a través de los tiempos, enraizándola con el pensamiento cristiano. No es de extrañar que aquella cabeza amueblada de cultura elaborara lo que todavía hoy se recuerda en San Miguel de Abona como el gran acontecimiento de los Juegos Florales, los cuales se celebraban en muchos lugares, siendo certámenes literarios promotores y difusores de una lengua, premiándose obras literarias en prosa y en verso. Así se recogía el nacimiento de estos juegos: el párroco recordando aquello que Sor Juana Inés de la Cruz, de que, "en materia de caprichos no aconsejes nunca a una mujer porque después de oír tus consejos hará siempre lo que quiera", se concretó aplaudir sus entusiasmo y a decirles que trabajaran si querían ver realizados sus anhelos.

   En torno 1940 un soldado que padecía una discapacidad había desertado por el hambre que en aquella época existía, muriendo bajo las balas de sus compañeros que habían sido enviados en su búsqueda, lo encontraron en la zona de El Roque, no atendiendo al alto que en un primer momento se pronuncia, disparando y provocando el terrible desenlace. El entierro se realiza en San Miguel de Abona y, siendo el padre Flores sensible a las desgracias ajenas, realiza un entierro de primera, según la costumbre de aquel momento. En su homilía aludió a la muerte de aquel joven con las siguientes palabras: siendo vilmente asesinado. Los testigos afirman que esto pudo al Padre Flores costarle la condena, bajo juicio militar, de ser alejado del pueblo de San Miguel por un tiempo determinado.

   En 1942 el Padre José Flores Ghobber fue coadjutor de la Peña de Francia primero, y luego, párroco de La Peñita y San Francisco en el Puerto de la Cruz, donde construiría la Ciudad de los Muchachos, que más tarde pasaría a ser el Colegio de los Agustinos. Tras un tiempo en las parroquias del Arciprestazgo de Santa Cruz de Tenerife, volverá a el Puerto de la Cruz, a la parroquia de San Amaro, donde morirá el 18 de noviembre de 1978.

La Tajea, Roberto Darias Herrera

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