7 de julio de 2013

Roguemos al dueño de la mies

«La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos.

No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. »Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: ‘Está cerca de vosotros el Reino de Dios’.
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: ‘Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios’. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo».
(Lc 10,1-12.17-20, Evangelio de este Domingo XIV 07-07-2013)


- Recemos por nuestros pastores del rebaño, que como decía el Papa Francisco, sean pastores "con olor a oveja, pastores en medio de su rebaño"; por el Obispo de Roma y demás obispos, por los sacerdotes y diáconos.

Pero también pidamos al dueño de la mies por las vocaciones. Por los seminaristas, por los que están discerniendo su vocación y por aquellos que han sido llamados a ser obreros de la mies pero no han respondido a la llamada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario