28 de diciembre de 2011

San Antonio de Padua por fin con sus lirios

Las andas de la Inmaculada Concepción, restauradas recientemente, han sido colocadas en otro lugar que se ha considerado más oportuno, al estar éstas en la capilla de San Antonio de Padua, justo delante de su retablo. 

Al cambiarse de lugar y quedar visible la imagen de San Antonio de Padua, ha quedado al descubierto una carencia de la imagen, al ésta tener el hueco vacío de su mano derecha en posición de agarrar algo.

Mirando la imagenería de San Antonio de Padua, pudimos concluir que en su brazo derecho llevaba un vara de azucenas o lirios; símbolo de la pureza y porque así como el más ligero contacto empaña esa flor hermosa, así toda culpa afea la pureza del alma. A los Santos que se distinguieron durante su vida por su inocencia, se les representa con esta flor en los brazos, en las manos o junto a sí.
A San Antonio de Padua no sabríamos conocerle si no viéramos sus imágenes con el lirio o con el divino Niño Jesús. Es que San Antonio conservó el candor virginal toda su vida y, si el lirio o azucena es la representación de la virtud de la pureza, no podía faltarle este símbolo.


Y parece que San Antonio siente predilección por el lirio y cómo se goza de ver sus imágenes con esta flor y sus altares adornados con las azucenas, que recuerdan a las gentes el deber de amar y conservar a toda costa la delicadísima virtud de la pureza. Hasta tal punto que a tan bellas y blancas flores del campo se las llama lirios de San Antonio. La devoción de los lirios de San Antonio es antiquísima, aunque en la liturgia eclesiástica aparezca casi nueva.
En 1680, en el pueblo de Mantesca de Agesso, le quitaron al Santo de las manos la flor o lirio artificial, sustituyéndole por uno natural recién tomado del jardín. Dejaron esta flor en manos de San Antonio después de la fiesta y por todo un año se conservó la azucena fresca, como si acabaran de cortarla, con el mismo aroma que se percibía en toda la iglesia.

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