Las andas de la Inmaculada Concepción, restauradas recientemente, han sido colocadas en otro lugar que se ha considerado más oportuno, al estar éstas en la capilla de San Antonio de Padua, justo delante de su retablo.
Mirando la imagenería de San Antonio de Padua, pudimos concluir que en su brazo derecho llevaba un vara de azucenas o lirios; símbolo de la pureza y porque así como el más ligero contacto empaña esa flor hermosa, así toda culpa afea la pureza del alma. A los Santos que se distinguieron durante su vida por su inocencia, se les representa con esta flor en los brazos, en las manos o junto a sí.
A San Antonio de Padua no sabríamos conocerle si no viéramos sus imágenes con el lirio o con el divino Niño Jesús. Es que San Antonio conservó el candor virginal toda su vida y, si el lirio o azucena es la representación de la virtud de la pureza, no podía faltarle este símbolo.
En 1680, en el pueblo de Mantesca de Agesso, le quitaron al Santo de las manos la flor o lirio artificial, sustituyéndole por uno natural recién tomado del jardín. Dejaron esta flor en manos de San Antonio después de la fiesta y por todo un año se conservó la azucena fresca, como si acabaran de cortarla, con el mismo aroma que se percibía en toda la iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario