19 de noviembre de 2014

El templo de San Miguel Arcángel - San Miguel de Abona Parte I

En las obras "La historia de Vilaflor de Chasna" y "Linajes de San Miguel de Abona" de Nelson Díaz Frías se recoge por primera vez información inédita acerca de los orígenes de la primitiva ermita del Arcángel San Miguel en Abona, los cuales se remontan a la mitad de la centuria del siglo XVII. Ésta es la primera noticia que hasta ahora se tiene de esa primitiva ermita, germen de la actual iglesia parroquial, y que dio lugar a que este municipio de la comarca de Chasna se llame hoy SAN MIGUEL DE ABONA o también SAN MIGUEL DE CHASNA, como aparece en algunos documentos del siglo XIX.

obispo_bartolome
Bartolomé García Jiménez.
Retrato al óleo pintado por
lberto José Fernández García,
Propiedad del Real Santuario Insular.
     La primera ermita de San Miguel fue construida a mediados del siglo XVII, muy posiblemente en torno al año 1665, por iniciativa de los vecinos de aquellos parajes. Así consta en la visita pastoral a Vilaflor que a dicha ermita se hizo en el año 1678 por las máximas autoridades eclesiásticas de la época: "Visitóse la ermita de San Miguel que está distante de este Lugar [de Vilaflor] una legua, su fundación es de la vecindad y para sus reparos tiene un tributo de dos ducados que impusieron los vecinos [sobre] los bienes de Juan Rivero por escritura ante Lorenzo Díaz Delgado en fecha de 4 de agosto de 1665... hízose inventario de lo que tiene la ermita y se halló todo lo necesario para celebrar y ornato del altar; el Santo es de talla, dícese misa todos los días de fiesta, páganla los vecinos, tiene campana y está decente".

     Por aquel tiempo en el que se construye la ermita al arcángel San Miguel las Islas Canarias estaban integradas en un solo Obispado, la Diócesis de Canarias, siendo obispo don Bartolomé García Jiménez, nacido en Zalamea la Real en 1618 y fallecido en las Islas Canarias en 1690; fue nombrado por el rey Felipe IV, y confirmado por el papa Alejandro VII (1655-1667). Consagrado en Madrid el 31 de mayo de 1665. Y en los primeros días de enero de 1666 tomó posesión de su diócesis en Canarias. García Jiménez fue el impulsor del primitivo santuario de la Virgen de Candelaria, iniciándose las obras en 1668 y finalizando en 1672, desaparecido dicho santuario en un incendio el 15 de febrero de 1789. También, a él se le debe la bajada de la Virgen de las Nieves en la Isla de La Palma a la capital: “Informado de la especial devoción que hay en la isla por la santa imagen de Nuestra Señora de las Nieves, el obispo D. Bartolomé García Jiménez dispuso que se trajese a esta ciudad, a su Iglesia Parroquial, para que, colocada en trono decente, se celebrase dicha octava con la mayor solemnidad y asistencia del pueblo. Y así se hizo [...]; habiendo reconocido la decencia del culto y veneración con que se celebró y la devoción y concurrencia del pueblo a su celebración, así por las mañanas a misa como a prima noche, tras la oración a rezar el nombre y tercia, y pláticas que hacía todas las noches, juzgó por conveniente que la Santa Imagen de Nuestra Señora de las Nieves se traiga a la Iglesia Parroquial de esta Ciudad, cada cinco años, para celebrar con su asistencia Fiesta y Octava de la Purificación, por el mes de febrero, repitiéndose el devoto culto con que se celebró el año de 1676, y que se comenzase el quinquenio el año de 1680 y de allí en adelante.

   Juan Rivero, mencionado con anterioridad, quien mediante escritura tiene un tributo de dos ducados sobre sus bienes que impusieron los vecinos al fundar la ermita del Arcángel San Miguel, nació en Candelaria a comienzos del mes de noviembre de 1622, como recoge en su biografía el cronista oficial de Candelaria Octavio Rodríguez Delgado. Hijo de Juan Rivero y María Matías, naturales y vecinos de dicho pueblo, de descendencia guanche. En plena adolescencia se estableció en Vilaflor, donde desempeñó el cargo de sacristán menor de la parroquia de San Pedro Apóstol y miembro de todas su hermandades. Casó a los 20 años de edad, el 26 de enero de 1643 en Vilaflor de Chasna, con Marta Delgado (1621-1699), hija del capitán Pedro Domínguez y Catalina Armas, siendo su abuelo paterno el capitán Antón Domínguez contribuidor de la construcción de la ermita de San Antón o San Antonio Abad (Arona). Después de casados, fueron vecinos de Vilaflor. 
   Don Juan Rivero fue nombrado alférez de Milicias. Junto con su concuñado, don Gonzalo Yanes, fue albacea testamentario de su suegra, doña Catalina de Armas, quien testó en Vilaflor el 29 de agosto de 1662, manifestando que dejaba su entierro a disposición de ambos y que había vendido “al dicho alférez Juan Rivero media fanegada de tierra de la cual no le he hecho escritura de venta por falta de escribano público” 
El actual templo de
San Miguel Arcángel (San Miguel de Abona),
sustituyó la antigua ermita.
     Hacia 1664-1665 figuraba en una escritura otorgada por su mujer y las hermanas de ésta, ante el escribano público don Lorenzo Díaz Delgado. (Podríamos pensar que en dicha escritura es donde se recoge la imposición de dos ducados sobre sus bienes a favor de la ermita)
    Don Juan Rivero llegó a ser capitán, como figura en las partidas de sus descendientes, falleciendo en su domicilio de Vilaflor el 21 de noviembre de 1715, recién cumplidos los 93 años de edad.

     Con la fundación de la ermita de San Miguel, la primera persona de la que consta que nació en el pago de San Miguel (aunque seguramente no fue la primera) fue un niño llamado Domingo, nacido en aquel pago en 1697 siendo hijo de Baltasar Francisco y de Ana María.

   
Ya desde el siglo XVIII el pago de San Miguel se consolidó como uno de los principales barrios de Vilaflor de Chasna, aumento demográfico que propició la segregación religiosa y administrativa de fines de dicha centuria, 1796 y 1798 respectivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario