18 de diciembre de 2014

Fray Albino, obispo nivariense (1924-1946)


Fray Albino González y Menéndez-Reigada
(1881-1958)
     El 18 de diciembre de 1924, se cumplen 90 años de tal día, Fray Albino fue preconizado Obispo de Tenerife (Diócesis Nivariense) para sustituir a su antecesor, Nicolás Rey Redondo. Después de consagrado -con la presencia del Nuncio Apostólico, Tedeschini- en la Catedral de San Isidro de Madrid el 19 de julio de 1925, hizo la solemne entrada en San Cristóbal de La Laguna (capital de su Diócesis y Sede Episcopal) el 12 de agosto del mismo año. Para este día se engalanaron los balcones y la multitud se agolpó en las calles con júbilo, acudiendo gente de toda la isla para ser testigos del magno acontecimiento. Era por aquel entonces la diócesis Nivariense una de las más jóvenes de España. Hubo de crear allí nuevas parroquias, amplió el seminario, reorganizó la Acción Católica, combatió con energía y firmeza las asechanzas de las logias, muy activas por aquellos años. En 1925, cuando llegó, tenía la diócesis 25 sacerdotes; en 1943, 117. Inició aquí una obra de regeneración espiritual con Misiones populares por toda la diócesis, que dieron los Padres dominicos principalmente el año 1945, como terminación de su estancia en Canarias. Y con ella iba pareja su obra benéfica social, de ayuda a cuantos necesitaban vivir “humanamente” en Tenerife.


     Fray Albino González y Menéndez-Reigada, nació en Corias (Cangas de Narcea, Asturias) el 18 de enero de 1881, en el seno de una familia de modestos labradores pero de una rica vocación religiosa. Reclamado pronto por una vocación hondamente sentida, ingresó en el noviciado del célebre monasterio dominico de su mismo lugar, llamado San Juan Bautista de Corias. Era éste el primer convento que recibía la Orden de Santo Domingo, el año 1860, después de la exclaustración.

     En Corias hizo la profesión religiosa el 26 de septiembre de 1897, estudiando Humanidades y la Filosofía de Santo Tomás con los mejores profesores dominicos. Cursó más tarde los estudios teológicos en el recién restaurado convento de San Esteban, de Salamanca, asistiendo al mismo tiempo a la Universidad civil de la misma ciudad, donde inició la carrera de Derecho Civil y de Filosofía y Letras, que terminó en la Universidad de Madrid, en 1911, donde obtuvo el Premio Extraordinario en el Doctorado.

    En posesión de una Beca, salió a ampliar estudios en Italia (Roma) y Alemania (Berlín y Friburgo), recorriendo casi toda Europa. Desde entonces dominó siempre las lenguas neolatinas francés e italiano, y con igual perfección el alemán e inglés.

    En cuanto llegó a España, en 1913, fue designado superior del convento de Santo Domingo el Real, en Madrid, y profesor de la Academia Católica Universitaria. Y su enseñanza era predicación, y su oratoria fue siempre (en pláticas, sermones o discursos) “teología”, con el atractivo de la anécdota, el calor del sentimiento y el buen decir del literato. En este tiempo dirigió la prestigiosa revista Ciencia Tomista (1913-1917). Llegó a ser predicador del rey y de honor de la Universidad de Salamanca. No hay que olvidar que era discípulo del P. Getino, O.P. (de la Real Academia de la Lengua), siendo estimadas sus capacidades al ser designado predicador general de la orden dominica.

     Por tantos lugares fue requerida su palabra, y con tal empeño se entregó a comunicar su saber, que cayó enfermo por un prematuro desgaste de energías, que logró recuperar después de someterse a un rígido tratamiento de descanso. Y, entre tanto, la Orden premió su apostólica actividad con los dos supremos títulos que concede a sus religiosos: “Predicador General” y de “Maestro en Sagrada Teología”.

   Lloró emocionado cuando le dieron la noticia: se había ganado la mitra en los púlpitos, sería el obispo de la Diócesis Nivariense. Aceptó el cargo, sin desprenderse nunca de su querida Orden de los Dominicos. Siguió siendo el predicador, el teólogo, y añadió otros dos aspectos: “el Pastor” y el “sociólogo”, uniendo palabras y hechos para atender a sus cristianos y también a sus “hombres” en todo el ámbito de su vida doméstica, económica y social. Porque era su idea: “primero he de hacer hombres para que después sean cristianos”.

 Su episcopado en la diócesis de Tenerife terminó en 1946. El 18 de Febrero de 1946 fue designado Obispo de Córdoba, siendo el 9 de junio de 1946 -Domingo de Pentecostés- cuando hace su entrada oficial en la diócesis para suceder al obispo Pérez Muñoz, donde permanecerá hasta su muerte. Solidario y comprometido con las obras caritativas creó la fundación de la Asociación Benéfica La Sagrada Familia (1947), cuyo objetivo era la construcción de casas sociales para los obreros (“Tenemos que hacer viviendas dignas para los cuerpos, templos para las almas y escuelas para educar a la infancia”, dijo al poco de su llegada). Cuenta su biógrafo, el sacerdote José A. Lobo, que Fray Albino era asceta, sencillo y humilde; destacando en el aspecto religioso en su amor a la Cruz y a la Eucaristía, su aprecio a la oración y su devoción mariana.

    A lo largo de su vida obtuvo condecoraciones y el debido reconocimiento por su ingente labor: Gran Cruz Meritísima de San Raimundo de Peñafort y de Alfonso X el Sabio, Gran Cruz de Oro de los Cruzados de Tierra Santa, o Hijo adoptivo de la ciudad de Córdoba entre otras muchas distinciones. El mismo Pío XII le escribió, elogiando su obra y acabando con un: “lo has hecho perfecto”.

     Fray Albino murió, tras una larga enfermedad, en Córdoba el 13 de agosto de 1958. Su entierro fue multitudinario con una sentida muestra de condolencia, fruto de la gran labor de apostolado y compromiso social que llevó a cabo en la ciudad cordobesa. Su tumba se encuentra en la Mezquita-Catedral de Córdoba, en la cripta que antecede a la entrada de la Capilla de las Ánimas de la Mezquita-Catedral. Fue enterrado en este lugar por expreso deseo suyo. Su lauda sepulcral fue esculpida por el artista valenciano Amadeo Ruiz Olmos.


     En San Miguel de Abona se le honra con una calle del casco histórico. El 2 de marzo de 1927, ante la petición de varios vecinos de la localidad, se acordó nombrar hijo adoptivo y predilecto al Sr. Obispo de la Diócesis, Ilmo y Rmo. Sr. Fray Albino (Libro de Actas. Pleno nº 67. Pleno de 2 de marzo de 1927. Archivo Municipal de San Miguel de Abona). Concretamente se trata de la calle conocida popularmente como la "calle del cura", al estar ubicada la Casa Parroquial y el Complejo Parroquial, antigua calle el Ángel. Igualmente se apoyó la petición del alcalde del Ayuntamiento de Granadilla de nombrarlo hijo adoptivo del partido judicial, así como solicitar al Gobierno de la nación se le conceda la Cruz de Isabel la Católica, por la labor desempeñada en el Sur de la Isla.


       La Calle Fray Albino une la Calle Alfonso Mejías con la Calle Las Morales, en esta última se ubica el Cementerio Municipal de San Miguel de Abona.


Fuente: https://devotosdefraymartin.wordpress.com/2014/12/18/fray-albinoo-p-obispo-de-tenerife-1924-1946/


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