5 de diciembre de 2014

San José, en el olvido...

Estado actual de la primitiva imagen
de San José
San Miguel de Abona
La primitiva ermita de San Miguel Arcángel en Abona se remonta a la mitad de la centuria del siglo XVII. Fue construida a mediados del siglo XVII, muy posiblemente en torno al año 1665, por iniciativa de los vecinos de aquellos parajes. Así consta en la visita pastoral a Vilaflor que a dicha ermita se hizo en el año 1678 por las máximas autoridades eclesiásticas de la época: "Visitóse la ermita de San Miguel que está distante de este Lugar [de Vilaflor] una legua, su fundación es de la vecindad y para sus reparos tiene un tributo de dos ducados que impusieron los vecinos [sobre] los bienes de Juan Rivero por escritura ante Lorenzo Díaz Delgado en fecha de 4 de agosto de 1665... hízose inventario de lo que tiene la ermita y se halló todo lo necesario para celebrar y ornato del altar; el Santo es de talla, dícese misa todos los días de fiesta, páganla los vecinos, tiene campana y está decente".

     Una vez erigida la ermita del Arcángel San Miguel, el núcleo de viviendas que ya por entonces existía en aquel lugar pasó a denominarse en los documentos de la época como "paraje de la ermita de San Miguel". Ya desde el siglo XVIII el pago de San Miguel se consolidó como uno de los principales barrios de Vilaflor de Chasna, aumento demográfico que propició la segregación religiosa y administrativa de fines de dicha centuria.    
     Antes de producirse el auto de segregación de la ermita, el obispo de entonces, D. Antonio Tavira Almazán, realiza una visita pastoral por los pueblos del Sur, dando lectura a su mandato de la nueva parroquia de San Miguel en las bandas del Sur al tiempo del Ofertorio de la misa mayor que tenía lugar en la ermita el 19 de Marzo de 1796, en la festividad de San José.

San José en la hornacina de la izquierda
del antiguo retablo del altar mayor
    La ermita  convertida en parroquia se vuelve pequeña, por lo que a partir de 1820, con la entrada como párroco de D. Francisco Guzmán y Cáceres comienza a construirse el cañón de la iglesia.

     En el primer inventario realizado el 3 de octubre de 1835, se nombra lo siguiente:

"Otro retablo de doble nicho que contiene: 
-Una imagen de la Concepción de talla con una corona y aureola de plata.
- Una imagen de San José con un niño, ambos con diadema de plata y un angelito al medio."     

        Después de concluir las obras en la estructura arquitectónica el objetivo de  los  fieles  fue  la  planificación  de  un  retablo  en  el  altar  mayor,  donde –afirman– pudieran colocarse nuestras imágenes principales. Entre 1842 y 1845 las cuentas aluden a su ejecución por los maestros Casanova y Rodríguez Marrero, quienes emplearían en él madera de pinsapo y otros materiales. El resultado debió ser atractivo en todo, puesto que un inventario de 1880 lo describe con detalle: “un altar con tabernáculo de madera, sobre el que se halla una cruz pequeña de plata. También disponía de una fe y cuatro evangelistas, la primera colocada en la parte superior de la orla y los restantes en cada uno de dichos extremos. En el nicho del lado derecho se halla el arcángel San Miguel y en el izquierdo está colocado San José con el Niño

Imagen de San José
década de los 50
        También tenemos constancia de la salida en procesión de la imagen de San José en el mes de diciembre, con motivo de los festejos de Nuestra Señora de la Concepción de María, publicada el 25 de diciembre de 1903, con el título "La vida en nuestros pueblos" en la publicación en El Tiempo por el corresponsal Miguel Hernández Gómez:  Durante el día 7, el pueblo en masa concurrió a adornar la plaza y calles principales [...] Al día siguiente se despertó el pueblo con cohetes y la banda de música de Granadilla, que recorrió las principales calles. Por la tarde hubo paseo y música en la plaza de la Iglesia, para a las siete salir procesionalmente la Purísima Virgen acompañada de San José, de la cofradía del Sacramento y de más de 200 hermanas con escapulario y vela [...]

      Entre 1922 y 1936, el antiguo retablo del templo de San Miguel Arcángel es sustituido por el actual. En 1953, venidas desde Valencia, se adquieren para el templo nuevas imágenes, entre las que se encuentra un San Juan Bautista (apadrinado por Juan Marrero González) y un San José (siendo su madrina Emilia Perdigón), ocupando el lado izquierdo y derecho respectivamente del retablo.

     Aunque la actual situación de crisis y la prioridad de otras obras del templo de más urgencia, esperamos contar en un futuro no muy lejano con la restauración de una de las imágenes más antigua que cuenta la Parroquia de San Miguel Arcángel (San Miguel de Abona), y muy vinculada desde el inicio a la misma.

Fuente: Nelson Díaz Frías, Historia de Vilaflor de Chasna
           II Jornadas de Historia del Sur de Tenerife

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